viernes, 1 de abril de 2011

PZ.26 Trilogía Primaria: Texto Azul

Sobre este camino de pana, rumbo al sol de oro eterno, Ícaro de las estrellas, me crecieron alas de plata y hacen de mí, un ser en estado de gracia incandescente.

Una abundancia extrema, hincha mi corazón de bendita gratitud.

Ciego, solo hago andar mis pies. Van y yo espero, . . .confío ciegamente.

Unto mis dedos en mirra y me cierro los ojos, buscando dejar caerme en la pureza de los colores que existen en esta ciudad de furia índigo.

Con una tiza blanca, escribo sobre cada muro blanco, todas las palabras que existen sobre el amor.

Una lluvia celeste, hace que toda esta literatura de ilusión, sea realidad.

La esperanza descansa en la certeza del hacer. Soplo las brasas de mi corazón eterno, el fuego ilumina todos los caminos. Voy seguro con la luz de mi espíritu.

Tenso la cuerda de mi destino, y con una certeza de cada mano, me lanzo a hacer equilibro sin red. Si me concentro en el destino final, la cuerda es solo un camino más. El vértigo es hijo de la duda.

Disfracé a este jueves de abril, con aspecto de ternura del atardecer.

Melancolía: disfrutar el espesor de la felicidad que atraviesa el tiempo.

Deposité en un cofre navegante, mi Yo. Si me veo sin mí, me veo como soy. Cuanto más me alejo de mí, más absorbo el instante del mundo de colores, que vive a pesar nuestro.

Cada día, con hilos de seda, nos aparece una nueva costura a la vida, hagamos como las flores: brillemos.

Como ladrón en la noche, el sol entra y tiñe cada rincón de mi viento interior, mi vida es de oro.

En señal de mi libertad voy a hacer cosas prohibidas, sin prohibirme nada.

Mi casa es un inmenso jardín de sirenas hambrientas. Comen de mi boca.

Pienso y sopla el viento arrastrándolo todo. Digo, y dura lo que perdura el sonido de mis palabras. Hago y existe.

La fe, es creer haciendo.

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